NO TEMA EL RUGIDO DEL LEÓN.
En 1 Pedro 5⸴6-9 leemos: ‘ Dios se opone a los orgullosos⸴ pero trata con amor a los humildes: Por eso⸴ sean humildes y acepten la autoridad de Dios⸴ pues él es poderoso. Cuando llegue el momento oportuno⸴ Dios los traerá como a gente importante. Así que pongan sus preocupaciones en las manos de Dios⸴ pues él tiene cuidado de ustedes. Estén siempre atentos y listos para lo que venga⸴ pues su enemigo el diablo anda buscando a quien destruir⸴ como si fuera un león rugiente. Resistan sus ataques confiando en Dios y sin dudar un solo momento. Ya saben que en todo el mundo otros seguidores de Cristo están sufriendo como ustedes ‘. Con frecuencia olvidamos quien es en realidad nuestro adversario. No es un líder⸴ un malhumorado compañero de trabajo o un agresivo esposo. Nuestro adversario es el diablo. El es el enemigo de cada creyente. El asalto más certero de Satanás sobre los creyentes es contra el individuo⸴ no contra la iglesia como un todo. Este león rugiente busca devorar a los hijos de Dios⸴ pero no lo puede hacer por causa del poder de Dios que protege a sus hijos. El diablo lo sabe y⸴ aunque no puede realmente devorar a los creyentes⸴ los amedrenta con su rugido. El rugido de un león⸴ el poder de sus mandíbulas⸴ y el filo de sus garras son espantosos. Es fácil responder emotivamente cuando se es confrontado por un poderoso rugido y la anticipación de la muerte. Pero si reaccionamos al rugido y nos apartamos de la obediencia a Dios⸴ podemos permitir que el diablo nos derrote. Satanás ruge y nosotros saltamos. Ruge y nos enojamos. Ruge y codiciamos. Ruge y nos deprimimos. Ruge y nos rebelamos. ¿ Qué nos guía⸴ el rugido del león o Dios ? Cambiamos de trabajo porque necesitamos más dinero. Nos casamos porque estamos solos. Nos mudamos porque queremos una casa más grande para tener más espacio para más cosas. Dejamos iglesias porque estamos enojados y molestos⸴ o porque dudamos que lleguen a mejorar. ¿ Dónde está la voz de Dios en estas decisiones ? Si tomamos una decisión basados sólo en emociones⸴ Dios no es nuestro guía. El rugido del león nos está guiando⸴ y somos sacados por nuestro enojo⸴ miedo y orgullo de un lugar de protección a un lugar donde el diablo pueda devorarnos⸴ y lo hará. Si miramos a nuestro alrededor⸴ veremos los bancos de la iglesia vacíos⸴ o los puestos vacantes de los que se dejaron guiar por el rugido del león Dios quiere que todos plantemos firmes nuestros pies y digamos con absoluta determinación: ‘ No me moveré⸴ no importa cómo me sienta o qué quiera⸴ hasta que Dios me diga que debo hacer ‘.