CASTIGO EN EL LAGO DE FUEGO.

La vida es un juego eterno. Cuando todo ha terminado aquí⸴ a usted y a mí nos depositarán tiernamente en una caja⸴ pero todo lo que haya sucedido aquí en la tierra⸴ tendrá trascendencia en la otra vida. Tendremos que encontrarnos con Dios. La muerte no es un muro impenetrable⸴ sino una cortina corta⸴ suave y flexible por medio de la cual no podemos ver⸴ pero que hay que pasar.
‘ Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él⸴ de delante del cual huyeron la tierra y el cielo⸴ y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos⸴ grandes y pequeños⸴ de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos⸴ y otro libro fue abierto⸴ el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros⸴ según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. El que no se
halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego ‘ ( Apocalipsis 20⸴11-15).
Podemos imaginarnos la escena. Multitud tras multitud⸴ fila tras fila. Millones de todas las naciones del mundo⸴ todos juntos en la presencia del que se sienta en el trono⸴ del que escudriña los corazones intensamente. Estamos acostumbrados a los jueces humanos⸴ sabemos de sus veredictos parciales e imperfectos. En la presencia del Todopoderoso⸴ todos los juicios anteriores no sirven para nada. Muchos hombres y mujeres declarados inocentes en la tierra por los jueces humanos serán ahora encontrados culpables delante de Dios. Hombres que han estado acostumbrados a beneficios⸴ privilegios especiales y representaciones legales comparecen ahora en la presencia de Dios. Para su horror son juzgados por una norma que está a años luz ellos: La norma de Dios. Por primera vez en sus vidas están en la presencia de la justicia perfecta. Les harán preguntas para las que no tienen respuesta. Sus vidas están presentes delante de ellos. Lamentablemente serán condenados a una dolorosa existencia eterna.
Quiero concluir diciéndote
⸴ que sólo el que ha aceptado a Cristo en su vida como Señor y Salvador escapará de la ira eterna de Dios.