Devocional 2017-05-28
EL DOMINGO
Cuando llegó la noche de aquel mismo día⸴ el primero de la semana⸴ estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos⸴ vino Jesús⸴ y puesto en medio⸴ les dijo: Paz a vosotros. Juan 20:19
La resurrección de Cristo tuvo lugar un domingo. Muy de mañana⸴ María Magdalena fue a la tumba donde habían puesto el cuerpo de Jesús. La piedra que cerraba el paso había sido rodada y la tumba estaba vacía. Los apóstoles Pedro y Juan también acudieron y comprobaron que el cuerpo de su Maestro ya no estaba allí. Luego regresaron a su casa⸴ pero María se quedó allí llorando. Entonces⸴ de repente⸴ alguien se acercó a ella y la llamó por su nombre. ¡Qué emoción tan especial! ¡Era su amado Maestro! Le dio un mensaje de un valor incalculable para aquellos a quienes llamaba “mis hermanos”: su Padre ahora también era el Padre de ellos⸴ y su Dios también era el Dios de ellos (Juan 20:17).
Al atardecer del mismo día⸴ los discípulos se reunieron en una habitación y cerraron prudentemente la puerta⸴ pues aquellos que habían crucificado a su Maestro también podrían maltratarlos a ellos. ¿De qué hablaban? Probablemente de Aquel a quien habían visto crucificado y cuyo cuerpo habían colocado en una tumba bien custodiada. ¡Pero su cuerpo ya no estaba allí! ¿Entonces dónde estaba?… “Vino Jesús⸴ y puesto en medio⸴ les dijo: Paz a vosotros. Y cuando les hubo dicho esto⸴ les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor” (Juan 20:19-20).
Todavía hoy⸴ la presencia de Jesús puede ser experimentada cuando los creyentes se reúnen⸴ conforme a su promesa: “Donde están dos o tres congregados en mi nombre⸴ allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:20).
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