Devocional 2018-01-10
LA APRECIACIÓN DIVINA
Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú⸴ oh Dios. Salmo 51:17
Solo tú conoces el corazón de todos los hijos de los hombres. 1 Reyes 8:39
Lucas 18:9-14
Para explicar la importancia de lo que sucede en nuestros corazones⸴ Jesús toma el ejemplo de dos hombres que van a orar al templo. Uno de ellos es un personaje religioso que se cree justo⸴ el otro es despreciado debido a la función que desempeña en la sociedad.
El primero ora así: “Dios⸴ te doy gracias porque no soy como los otros hombres”. El orgullo nos aísla de nuestros semejantes⸴ pero ante todo nos aleja de Dios⸴ quien aborrece “la soberbia y la arrogancia⸴ el mal camino⸴ y la boca perversa” (Proverbios 8:13).
El segundo tiene una actitud totalmente diferente. Es consciente de sus pecados ante Dios y no se atreve a acercarse a él. Su conciencia intranquila ni siquiera le permite levantar los ojos hacia el cielo⸴ pero sabe que Dios es un Dios de misericordia y de gracia. Ora así: “Dios⸴ sé propicio a mí⸴ pecador”. Refiriéndose a él⸴ Jesús dijo: “Este descendió a su casa justificado antes que el otro”⸴ es decir⸴ el hombre religioso satisfecho de sí mismo. Luego el Señor añadió: “Cualquiera que se enaltece⸴ será humillado; y el que se humilla será enaltecido”.
Dios no ha cambiado. “Dios resiste a los soberbios⸴ y da gracia a los humildes” (Santiago 4:6). Todo el que hoy se humilla ante Dios⸴ le confiesa sus pecados y cree que Jesucristo murió para expiarlos⸴ recibe su perdón por gracia.
“El Señor no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos⸴ pero el Señor mira el corazón” (1 Samuel 16:7).
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