Devocional 2018-12-21
LA ALABANZA
Al Señor tu Dios temerás… Él es el objeto de tu alabanza⸴ y él es tu Dios. Deuteronomio 10:20-21
Estaban siempre en el templo⸴ alabando y bendiciendo a Dios. Lucas 24:53
La invitación a alabar a Dios es como un hilo de oro que atraviesa toda la Biblia. La alabanza estaba presente en la creación⸴ cuando los ángeles se regocijaban (Job 38:7); llenó el corazón del pueblo agradecido después de la milagrosa travesía por el Mar Rojo (Éxodo 15)⸴ y la vemos cada vez que Dios libera a su pueblo.
Cuando Jesús nació⸴ repentinamente apareció una multitud de ángeles que alababan a Dios (Lucas 2:13). Y justo después de Su ascensión al cielo⸴ sus discípulos⸴ llenos de gozo⸴ se reunieron en el templo para alabar y bendecir a Dios.
La alabanza está unida a la manifestación de la presencia de Dios. Expresa el gozo que sentimos cuando reconocemos lo grande⸴ lo santo⸴ lo justo que es Dios⸴ y cuánto nos ama. El gozo brota espontáneamente de nuestros corazones cuando estamos ocupados de él⸴ cuando somos conscientes de que escucha y responde a la oración.
La alabanza se produce por el gozo de reconocer la gracia de Dios⸴ por nuestro agradecimiento y nuestra admiración.
El Salmo 22 anuncia por anticipado los sufrimientos expiatorios del Señor Jesús. Desde que Dios le respondió mediante la resurrección⸴ el Señor nos asocia a su propia alabanza: “Anunciaré tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregación te alabaré” (Salmo 22:22). Este mismo versículo nos muestra la importancia y el valor de la alabanza colectiva. ¡Que nuestra alabanza sea nutrida por la contemplación de Cristo resucitado y glorificado!
© Editorial La Buena Semilla⸴ 1166 PERROY (Suiza) ediciones-biblicas.ch – [email protected]
“