EN EL FOSO DE LOS LEONES

En el tiempo del rey Darío. Daniel ocupó un cargo de relevancia en su gobierno; Daniel se distinguía porque era implacable contra la corrupción. Por eso mismo varios de los cortesanos⸴ que se veían con las manos atadas para continuar en su ‘negocios turbios ‘⸴ se pusieron de acuerdo para eliminarlo. Daniel dejaba siempre abiertas las ventanas de su habitación. Todos podían observar que oraba tres veces al día a su Dios⸴ a pesar de la orden del rey. Acusaron a Daniel ante el rey. Según la ley de la nación⸴ tenía que ser castigado. Fue arrojado al fondo de los leones. El más afligido era el rey. No pudo dormir en toda la noche. Al amanecer⸴ pudo comprobar que los leones no habían devorado a Daniel. Darío ordenó que en todo su reino se reverenciara al Dios de Daniel. (Leer Daniel capítulo 6). En medio de una sociedad idolatra Daniel deja abiertas las ventanas de su casa. No teme que todos se enteren de que él ora diariamente a su Dios. En medio de una sociedad llamada cristiana⸴ pero que vive un ateísmo práctico⸴ que desprecia al que se muestra seguidor de Jesús⸴ muchos reservan su espiritualidad para la iglesia o para su cuarto; cierran bien las ventanas; temen al ¿ qué dirán ? ‘ Jesús les ordenaba a sus discípulos que debían brillar en todas partes.’ La luz no se hizo para ponerla debajo de un cajón⸴ sino para que
brille en lo alto y alumbre a todos los de la casa⸴ y den gloria a su Padre que está en los cielos’.
Es cierto que habrá que pasar por el foso de los leones del desprecio⸴ de las sonrisitas tontas⸴ de la marginacíón. Precisamente la finalidad de la ‘sal’ – ‘ Ustedes son la sal de la tierra’- es preservar la sociedad de toda putrefacción.
Un cristiano no puede estar con sus ventanas cerradas. Un cristiano ‘ secreto’ es alguien de quien Jesús nunca habló.
Estar en el mundo y no ser del mundo parece una paradoja. Fue lo que Jesús⸴ en la Ultima Cena⸴ pidió para sus apostóles: ‘ No te pido que los saques del mundo⸴ sino que los preserves del maligno. ‘ A todo cristiano le toca vivir en el mundo⸴ pero sin dejarse tocar por lo malo del mundo.
Daniel es un modelo de lo que un cristiano debe ser. No importa en qué sociedad le toca vivir. Lo que interesa es que el cristiano en todos lados – ya sea en una sociedad totalmente corrompida o en místico lugar- debe ser la sal de la tierra y luz del mundo.’
El cristiano debe brillar en tal forma que⸴ todos los que lo vean caigan de rodillas y alaben a ese Dios que el único camino⸴ verdad y vida. Amén.