EN SOCIEDAD CON EL ESPÍRITU SANTO.

En la Iglesia primitiva abundaban la oración fervorosa⸴ una pasión desbordante por las almas y⸴ un poderoso testimonio de Jesús resucitado. No cabe la menor duda de que toda esa lluvia de bendiciones dependía de un compañerismo con el Espíritu Santo. En Romanos 8⸴26-27 se confirma esa dependencia con Dios Espíritu Santo: ‘ Del mismo modo⸴ y puesto que nuestra confianza en Dios es débil⸴ el Espíritu Santo nos ayuda. Porque no sabemos cómo debemos orar a Dios⸴ pero el Espíritu Santo mismo ruega por nosotros con gemidos indecibles. Y Dios⸴ que conoce todos nuestros pensamientos⸴ sabe lo que el Espíritu Santo quiere decir. Porque el Espíritu ruega a Dios por su pueblo especial⸴ y sus ruegos van de acuerdo con lo que Dios quiere ‘. Sin una ferviente amistad con el Dios Espíritu Santo viviente es natural que la Iglesia se enfríe; que la adoración se convierta en algo mecánico y que la fe pierda la ardiente pasión. Este tipo de fe se convierte como una estufa sin fuego. Sabedor de esto⸴ la primera pregunta que Pablo les hizo a un grupo de efesios que daban la impresión de hallarse cansados y derrotados⸴ a pesar de haber recibido el bautismo de Juan el Bautista⸴ fue : ‘ ¿ Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis ?. Ellos contestaron: – No. Ni siquiera sabemos nada acerca del Espíritu Santo. ( Hechos de los Apóstoles 19⸴2). Cuando estos cristianos recibieron al Espíritu Santo⸴ dice la Palabra de Dios que comenzaron a hablar en lenguas extrañas y dieron mensajes de parte de Dios ‘ (Hechos 19⸴ 6-7). El Espíritu Santo fue enviado a esta tierra con el firme propósito de que trabajara en sociedad con los creyentes a fin de volver a la vida espíritus muertos a base de dar testimonio de la gracia de Jesucristo. Antes de dejar este mundo⸴ Jesús les dijo a sus discípulos: ‘ Yo les enviaré al Espíritu que viene del Padre⸴ y que les enseñará lo que es la verdad. El Espíritu los ayudará y les hablará bien de mí. Y ustedes también hablarán bien de mí⸴ porque han estado conmigo desde el principio ‘ ( Juan 15⸴ 26-27). A partir de estas palabras⸴ podemos comprender que la gran misión de predicar el evangelio fue dada en primer lugar al Espíritu Santo y después a los creyentes que creen en el Señor Jesús. Es así⸴ como vemos claramente el porque los cristianos del siglo uno realizaban su evangelización en sociedad con el Espíritu Santo. Si usted quiere a su familia para Cristo⸴ pida⸴ clame al Espíritu Santo. Si usted quiere salir de la crisis financiera⸴ pida⸴ clame al Espíritu Santo. Si usted quiere espiritualmente una vida diferente⸴ pida⸴ clame al Espíritu Santo. De esa manera vas a ver su poder y acción manifestarse.