LA CONVERSIÓN DE JOSÉ ARIAS

El siguiente testimonio es el de una persona que le compartieron las Buenas Noticias de salvación; y tuvo un encuentro feliz con Jesucristo. Algo sucedió⸴ que lo hizo dejar de ser como era y ahora es un hombre nuevo⸴ con una canción de gozo en sus labios y con una meta definida en su corazón. Este es el caso de José Arias⸴ quien vive aún y no solamente es útil a su familia y a la sociedad⸴ sino que desempeña un servicio especial para Dios y para la causa del evangelio. La Biblia dice en Juan 5⸴24 que ‘ quien presta atención a lo que Jesús dice y cree en el que le envió⸴ tiene vida eterna; y no será condenado⸴ pues ya ha pasado de la muerte a la vida.’ Pocas personas saben qué distancia tan grande hay entre malgastar el dinero en juegos de azar y compartir el evangelio. Pero José Arias lo sabe. – ¡ Ten cuidado⸴ José ! ¡ Tiene un cuchillo ! José respondió a la advertencia poniéndose en pie⸴ tan pronto como su mente aturdida por el alcohol se lo permitió; en su apuro por huir volcó la mesa⸴ haciendo que las barajas y los montones de dinero cayeran al suelo. – ¡ Tramposo ! – gritó el panameño al tirarse contra el pequeño José⸴ quien le había ganado todo el sueldo de la semana a su vecino⸴ que estaba convencido de que éste le había hecho trampa y⸴ avanzó hacia él⸴ con intención de matarlo; pero esta vez José lo golpeó con una tabla que estaba cerca de la puerta. Con un grito de dolor⸴ el panameño soltó el arma e inmediatamente lo agarraron otros para llevarselo a su casa⸴ maldiciendo y prometiendo traer a la policía. José Arias se encontraba preocupado por sus malas costumbres y problemas⸴ pero su vida pronto tomaría un nuevo rumbo cuando una creyente en Jesús⸴ llamada Blanca Romero⸴ familiar de su jefe⸴ visitó la hacienda donde él trabajaba y⸴ además de presentarse ella⸴ le presentó a alguien más – a Jesucristo. José relata su experiencia: ‘ Ella me preguntó si había oído acerca del Evangelio en alguna ocasión. Cuando contesté que no⸴ me habló de Jesucristo. Decidí aceptarlo porque yo era un hombre malo y y sabía que estaba perdido en mis pecados. Me aconsejó que orara y me dio una copia del Evangelio de Juan. ‘ Poco después⸴ empezó a compartir su fe. La primera persona sorprendida fue su esposa⸴ quien también aceptó a Cristo. Como les quedaba muy lejos un lugar para congregarse⸴ abrieron su casa al servicio de Dios.