LOS DOS LADRONES

En Lucas 23⸴ 39 leemos : ‘ Uno de los criminales que estaban colgados⸴ le insultaba : – i Si tu eres el Mesías⸴ sálvate a ti mismo y sálvanos también a nosotros ! Pero el otro reprendió a su compañero⸴ diciéndole: ¿ No tienes temor de Dios⸴ tú que estás bajo el mismo castigo ? Nosotros estamos sufriendo con toda razón⸴ porque estamos pagando el justo castigo de lo que hemos hecho⸴ pero este hombre no hizo nada malo. Luego añadió: – Jesús⸴ acuérdate de mí cuando comiences a reinar. Jesús le contestó: -Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso. Los dos ladrones⸴ que fueron crucificados junto a Jesús⸴ al principio⸴ lo insultaban y blasfemaban. Uno de ellos decía: ‘ Si eres hijo de Dios⸴ sálvanos a nosotros ‘ ( Lucas 23⸴ 39). Exponía motivos religiosos⸴’ Si eres Hijo de Dios ‘⸴ para solucionar su problema. Hablaba de Dios no porque creyera en él; quería servirse de él para safarse de la cruz. El otro ladrón también hacía coro a su empedernido compañero; también blasfemaba y se desquitaba con Jesús. Pero de pronto aquel hombre se dirige a Jesús y le dice: ‘ Acuérdate de mí cuando estés en tu reino ‘ ( Lucas 23⸴42). ¿Qué había sucedido ? Dice Marcos que Jesús fue crucificado a las nueve de la mañana. Según este dato⸴ estuvo en la cruz⸴ antes de morir⸴ seis horas; murió a las tres de la tarde. Durante ese largo tiempo los dos ladrones pudieron escuchar las palabras de Jesús. Para el ladrón – la Palabra de Jesús fue espada de doble filo: se le fue hasta lo profundo de la subconciencia. Quebrantó su corazón⸴ y comenzó en él un proceso de conversión. Lo primero que hizo fue reconocerse pecador. El primer paso hacia su conversión fue reconocer su pecado y acusarse en público: Dice Pablo: ‘ La fe viene como resultado de oír. y lo que se oye es el mensaje de Cristo ‘ ( Romanos 10⸴17) . Él ladrón durante las seis largas horas que había permanecido junto a la cruz de Jesús había escuchado la Palabra que había quebrantado su corazón. El ladrón creyó en Jesús; por eso acudió con fe y arrepentimiento a él. Y Jesús le regaló la salvación en ese preciso momento. A los dos ladrones los salpicó la Sangre de Cristo. Estaban junto a Él. La Sangre de Cristo solamente surte efecto- salvación- para los que la aceptan por la fe. El ladrón de la izquierda murió blasfemando. Había escuchado las mismas palabras que el ladrón de la derecha. Había visto a Jesús orar⸴ gritar⸴ perdonar⸴ lo mismo que lo había visto y oído el ladrón de la derecha. El ladrón de la derecha se convirtió: aceptó la sangre preciosa que Jesús le ofrecía y recibió la salvación. El de la izquierda lo rechazó.