NUESTRA LUCHA NO ES CONTRA CARNE NI SANGRE.

Si usted no le permite a Dios que sane sus dolores⸴ esos dolores no curados se convierten en amargura. Jesús les enseñó a sus discípulos en Mateo 6⸴12 a orar de esta forma : ‘ Y perdónanos nuestras deudas⸴ como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Después les dijo : Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas⸴ os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas⸴ tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas ( Mateo 6⸴14-15). Así es como yo aprendí a perdonar: Descubrí quién era el ladrón⸴ y no era un ser humano⸴ sino el diablo. También me di cuenta de que de que no batallo con carne ni sangre. Me niego a batallar con las personas⸴ pero sí batallo con los principados⸴ las potestades y los gobernadores de las tinieblas en regiones celestes ( Efesios 6⸴12). Las personas sólo son instrumentos⸴ o de Dios o del diablo. Si yo le impongo manos a una persona y la bendigo⸴ o la toco y queda sana⸴ ¿ quién la ha bendecido ? Sabemos que ha sido Jesús. Pero si le pongo la mano encima a una persona para destruirla⸴ o para tratar dañar lo que está haciendo⸴ ¿ quién le ha hecho el daño ? La mayoría de la gente dirá que fui yo⸴ pero todo que pasa es que decidí dejar que el diablo me usara para hacerle daño a otra persona. Nos han educado para que le demos a Dios la gloria⸴ pero no nos han educado para que le echemos la culpa principal al diablo. En cuanto al perdón⸴ es necesario que perdonemos para ser perdonados⸴ y para poder perdonar⸴ tenemos que darnos cuenta de quién es el ladrón. Cuando lo hagamos⸴ nos tendrá que devolver el gozo del Señor multiplicado por siete. Debemos perdonar a los que nos hacen daño⸴ sabiendo que detrás de sus acciones en contra nuestra⸴ el que se encuentra es el diablo. ‘ Y Jesús decía: Padre⸴ perdónalos⸴ porque no saben lo que hacen ‘ (Lucas 23⸴34). Jesús entendía que era el diablo⸴ y no la gente⸴ quien estaba tratando de destruirlo. ‘ Y apedreaban a Esteban⸴ mientras él invocaba y decía: Señor Jesús⸴ recibe mi espíritu. Y puesto de rodillas⸴ clamó a gran voz: Señor⸴ no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto⸴ durmió ‘ ( Hechos 7⸴59-60). Esteban también entendió que nuestra batalla no es contra carne ni sangre. Jesús va a detener la maldición⸴ y a invertirla. Va a sanar su dolor⸴ y una vez producida la sanidad⸴ usted no va a volver a sentir amargura. El resentimiento y el odio ya no formarán parte de su vida.