PREMIOS ETERNOS.

En los tratados 1127 y 1128⸴ hablé del Tribunal de Cristo:
El Tribunal de Cristo no tiene que ver nada con la salvación. Cristo mismo nos da la seguridad de que ‘ El que oye mi palabra⸴ y cree al que me envió⸴ tiene vida eterna; y no vendrá a condenación⸴ mas ha pasado de muerte a vida ‘ (Juan 5⸴24). Y Pablo consoló a todos los creyentes con estas grandiosas palabras: ‘Ahora⸴ pues⸴ ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús ‘ (Romanos 8⸴1). No hay ningún juicio (Ante el Trono Blanco) para los hijos de Dios en lo que respecta a su salvación⸴ por cuanto ese justo juicio por el pecado recayó sobre nuestro Salvador⸴ quien pagó todo el terrible precio de él una vez y para siempre. De modo que la cuestión del pecado está resuelta para siempre. Por lo tanto⸴ para el creyente no es cuestión de determinar si se trata del cielo o el infierno. Es cuestión de reconocimiento y recompensa por el servicio cristiano. Tiene que ver con las recompensas por el servicio⸴ por el crecimiento constante en la gracia⸴ y por la paciencia en el bien obrar.
Hay muchas recompensas que nuestro amado Señor nos dará. Una de sus recompensas será por haber sufrido persecusión. ‘ Dichosos ustedes⸴ cuando la gente los insulte y los maltrate⸴ y cuando por causa mía los ataquen con toda clase de mentiras. Alégrense⸴ estén contentos⸴ porque van a recibir un gran premio en el cielo…’ ( Mateo 5⸴11-12). Hay también recompensa dada a los cristianos que dan dinero⸴ sin ostentación⸴ para el adelanto y mantenimiento de la obra de Dios: ‘ Cuando tú ayudes a los necesitados⸴ no se lo cuentes ni siquiera a tu amigo más íntimo; hazlo en secreto. Y tu Padre⸴ que ve lo que haces en secreto⸴ te dará tu premio ‘ (Mateo 6⸴3-4). Hay premios para los que oran y ayunan en secreto (Mateo 6⸴6; mateo 6⸴16-18). Hay coronas para el que ama la venida de Cristo (2 Timoteo 4⸴8).