¿ QUIÉN PUEDE IR AL CIELO ?

Materiales bíblicos para el mundo

¿ QUIÉN PUEDE IR AL CIELO ?

21 enero, 2019 Tratados 0

Toda la Iglesia es llamada a anunciar las Buenas Nuevas de Salvación: ‘ Vayan por todo el mundo y anuncien a todos la buena noticia ‘ ( Marcos 16⸴15).



La primera exigencia de todo cristiano es haber tenido una experiencia de salvación. No basta haber tomado muchos cursos⸴ estar diplomado en Teología o pertenecer a ministerios poderosos. Es necesario ‘ haber nacido de nuevo ‘⸴ como lo exigía Jesús al sabio Nicodemo ( Juan 3⸴3).



El cristiano no es un maestro sino un testigo: proclama a Jesús Salvador y da testimonio de que él ha sido salvado y su vida cambiada. No sólo sabe que Dios es amor. El ha tenido la experiencia personal e incondicional de ese amor. Ya tuvo su encuentro personal con Jesús y lo proclamó su Salvador personal y Señor de toda su vida. ‘ Pero cuando el Espíritu Santo venga sobre ustedes⸴ recibirán poder y saldrán a dar testimonio de mí ‘ ( Hechos de los Apóstoles 1⸴8).



Un fariseo y un publicano pecador subieron al templo a orar. El fariseo⸴ puesto en pie al frente⸴ comenzó a jactarse de todas sus buenas obras⸴ declarándose mejor que el publicano que estaba arrodillado en la parte posterior del templo⸴ el cual se confesaba pecador y solicitaba la clemencia divina.



 


Jesús afirma que éste y no el fariseo que se sentía bueno⸴ fue justificado por Dios ( Lucas 18⸴10-14).


JESÚS AFIRMA LA IMPORTANCIA DE RECONOCERSE PECADOR DELANTE DE ÉL. TODOS SOMOS PECADORES⸴ PERO SOLO QUIÉNES ASÍ LO RECONOZCAN DELANTE DE CRISTO PUEDEN SER PERDONADOS Y SALVADOS.


El ladrón crucificado a la derecha de Jesús no cambió de conducta⸴ pues clavado como estaba no podía devolver nada de lo que había robado. Simplemente⸴ Jesús cambió su vida. Entregó a Jesús su existencia e historia y recibió a cambio ese mismo día la vida en abundancia de Cristo Jesús. Al confesar a Jesús como Rey y Señor de toda su vida comenzó a experimentar el reinado de Cristo Jesús.



La conversión no significa dejar de hacer cosas malas⸴ sino dejar a Dios realizar su obra en nosotros. La obra de Dios es que creamos en su enviado ( Juan 6⸴29).



La predicación de la Iglesia de los primeros siglos se centraba en Jesús y sus hechos de salvación. No se presentaba una teoría⸴ una moral o un dogma⸴ sino una persona viva. El Evangelio no es algo⸴ sino alguien: Jesús muerto⸴ resucitado y glorificado cuya acción salvífica⸴ llega hasta nosotros ( Romanos 4⸴24-25; Hechos 2⸴36; 8⸴35)