EL GÁNSTER QUE NINGUNA CÁRCEL LOGRABA DETENER

Leemos en Hebreos 4⸴12 : ‘ Porque la palabra de Dios tiene vida y poder. Es más aguda que cualquier espada de dos filos y penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu’. Una muchachita ⸴ a la que un predicador preguntó si conocía el contenido de la Biblia⸴ contestó orgullosa que sabía todo lo que había en ella⸴ y empezó a enumerar: ‘ la foto del novio de su hermana⸴ la receta favorita de su mamá para la loción de las manos⸴ un rizo de pelo de su hermanito y el recibo del reloj de su papá ‘. Era todo lo que sabía acerca de la Biblia que estaba en su casa. Las familias con frecuencia han usado la Biblia como un lugar seguro para guardar cartas viejas y flores disecadas y han descuidado completamente la ayuda y seguridad que Dios intentó ofrecerles por medio de ella. Pero para TEDDY GREEN⸴ uno de los más terribles bandidos de los Estados Unidos⸴ tuvo otro sentido diferente para su vida la Palabra de Dios. Era ladrón de carros y asaltante de bancos. Fugado ya siete veces de las cárceles. Al fin fue llevado a la temible cárcel de San Quintín⸴ en una roca rodeada de olas marinas infestadas de tiburones ⸴ y además encerrado en un calabozo e incomunicado. Su desesperación parecía querer llevarle a la locura o al suicidio. Un día al sentir pasar por allí al Capellán le pidió que por favor le consiguiera una novela para leer y distraerse . ‘ Novelas no tengo – respondió el Capellán – pero te puedo dejar la Santa Biblia ‘. El hombre aceptó de mala gana ⸴ pero sin intención de leer nada. Sin embargo las horas pasaban con una lentitud y monotonía aterradoras y se atrevió a empezar a leer el Libro Santo. Y⸴ como les ha sucedido a muchos ⸴ a él le encantó este libro maravilloso. Y la felicidad perdida empezó a aparecer otra vez. Teddy Green tuvo un cambio total en su conducta. La Biblia lo había transformado. Su transformación fue total. Los carceleros lo notaban por completo. Fue sacado del calabozo donde se hallaba incomunicado y llevado al patio donde estaban los presos ordinarios. Allí se convirtió en un predicador de las Sagradas Escrituras. Y como él ⸴ muchos más empezaron a cambiar de conducta. Al año siguiente⸴ se le concedió la gracia de ser trasladado a otra cárcel y salir cada mañana a trabajar y volver por la tarde. Como conocía mucho de autos se dedicó a ayudar a vender automóviles y fueron tales las ganancias que obtuvo⸴ que en solo tres años llegó a convertirse en uno de los mejores agentes vendedores de Ford en Norteamérica.