LA ALABANZA DESTRUYE A LAS TINIEBLAS.
‘ Hermanos míos⸴ fortaleceos en el Señor y en poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios⸴ para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo ‘ ( Efesios 6⸴10-11). Leí la experiencia que el doctor Sam Sasser había tenido como misionero en la isla de Yap⸴ en Carolina Oriental. Fue desafiado por el jefe de una antigua aldea que quería probar que su dios tradicional era más grande que este recién arribado Dios que el doctor Sasser predicaba. Él confrontó al doctor Sasser en una reunión pública donde unos treinta hombres estaban sentados sobre el piso en un círculo. ‘ El dios que servimos es diez veces más fuerte que cualquier cosa que usted haya visto ‘⸴ declaró osadamente el jefe. ‘ Usted está equivocado ‘ respondió el doctor Sasser. El jefe dijo: ‘ Se lo probaré ‘. Después de esto⸴ enseguida comenzó a palmear sus manos en un ritmo tribal. Los otros hombres se le unieron. Dos mujeres entraron al círculo y comenzaron a danzar con sus manos levantadas. Pronto las mujeres se levantaron unos tres metros en el aire elevadas por las fuerzas malignas que habían gobernado a la tribu por tanto tiempo. ‘ ¿ Qué piensa acerca de eso ? ‘ preguntó el jefe. ‘ ¿ Le gustaría unirse a ellas ? ¿ Puede usted hacerlo ? Yo puedo hacer algo mejor que eso⸴ replico el doctor Sasser. ¡ Yo puedo hacerlas bajar !. El jefe no estaba convencido. ‘ Inténtelo’⸴ desafió. El doctor Sasser comenzó a cantar una nueva canción de adoración a Jesús. En menos de diez segundos ambas mujeres cayeron al piso. Los hombres que estaban en el círculo⸴ obviamente médiums espiritistas⸴ quedaron asombrados⸴ y la presencia de Dios tuvo un poderoso testimonio en aquel lugar. No fueron necesarios treinta cristianos⸴ tan solo un adorador que sabía cómo tocar la presencia de Dios. Dios habita en las alabanzas de su pueblo. La manifestación de la presencia de Dios a través de la adoración quebró la atadura que los espíritus tenían sobre los cuerpos de esas mujeres. Las dos mujeres que danzaban y que habían sido arrojadas al aire por demonios⸴ se lastimaron al caer. Cuando el doctor Sasser oró por ellas⸴ sin embargo⸴ fueron milagrosamente sanadas. El poder de la manifiesta presencia de Dios tiene la autoridad de echar fuera las tinieblas de la atmósfera. Cuando el Señor habita en las alabanzas de su pueblo⸴ su presencia es un freno o impedimento para los poderes de las tinieblas. Cuando adoramos al Señor⸴ su presencia está allí para testificar de su poder de resurrección⸴ que hay una tumba vacía que él dejó cuando se levantó de los muertos e hizo posible nuestra nueva vida nueva en Él. La unción recuerda al reino de las tinieblas que son enemigos impotentes ante Dios. Esta es la razón por la cual el mundo espiritual se pone inquieto cuando comenzamos a adorar. Nuestra adoración atormenta a los poderes de las tinieblas porque atrae la presencia de Dios.