LA AMARGURA Y LA ENFERMEDAD.

‘ Asegúrense de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz amarga brote y cause dificultades y corrompa a muchos’ ( Hebreos 12⸴15). La amargura es sin duda una de las causas de las maldiciones de familia. Las personas que están amargadas por algo que le ocurrió al padre⸴ o al abuelo⸴ no llegarán muy lejos con las bendiciones de familia. La raíz de amargura es responsable de muchas ‘ perturbaciones ‘. La amargura que se guarda en el corazón por mucho tiempo abrirá la puerta a la invasión de demonios. En muchos casos la amargura es hacia alguien dentro de la familia inmediata. Los espíritus de amargura mantienen vivos los incidentes que nos hirieron. Las cosas que sucedieron hace muchos años aún están frescas y vivas en la memoria como si apenas hubiesen tenido lugar ayer. De esta manera la persona no solamente rivaliza con los problemas actuales sino que se enfrenta siempre con una gran carga de heridas del pasado. El espíritu de falta de perdón mantiene vivos todos estos golpes y los revive de manera constante en la mente de la persona. Así⸴ la herida más trivial nunca se perdona ni se olvida. Leí el testimonio de una joven cristiana que nunca antes había sido ministrada. A los once años había sido violada⸴ y desde su infancia arrastraba esta carga en su vida. Esa amargura⸴ ese resentimiento⸴ le estaba trayendo serios problemas en sus huesos. Los médicos no se explicaban el origen de la alteración que la joven sufría. Al no haber podido compartir con nadie su tremenda angustia por la situación vivida⸴ esta condición la afectó cada vez más⸴ físicamente. Finalmente ella abrió su corazón⸴ contó lo sucedido y cuando confesó el motivo de su desesperanza⸴ se le pudo ministrar. Como broche de este tiempo de renunciamiento⸴ abandonó el resentimiento que la embargaba y perdonó a quien la había violado. Desde ese momento el Señor comenzó a acomodar sus huesos. Luego de unos días dejó de tomar calmantes⸴ pues no los necesitaba. La muchacha había sido completamente sana. La Palabra de Dios asegura: ‘ Mientras callé⸴ se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día’. (Salmo 32⸴3). Muchas enfermedades tienen que ver con el plano espiritual. No es de admirarnos el poder comprobar que luego de haber perdonado a quien nos lastimó⸴ somos libres y sanos.