TRES PILARES PARA COSTA RICA.
En el tratado 1147 mencioné que Dios llama a Esdras⸴ para sentar las bases de una nueva nación; ante la caída en desgracia por causa del pecado⸴ de la nación de Israel.
De igual manera⸴ la voz del Espíritu Santo puede oírse claramente. Dios está llamando a los suyos. Él está convocando a asamblea. Como aquellas trompetas de plata que sonaban en Israel llamando al arrepentimiento y a la búsqueda del rostro de Dios⸴ así también se escucha por las calles de este Cantón de Pérez Zeledón y nuestro país de Costa Rica⸴ el sonido del cielo llamando a su iglesia a buscar un avivamiento que quiebre la historia y derrame la gloria de Dios sobre esta tierra.
Esdras⸴ quien conocía las leyes divinas en profundidad; pone como fundamento para una restauración nacional⸴ la ley de Dios y levanta. Sobre ella⸴ tres pilares esenciales para su progreso y crecimiento: 1) El pilar de la familia. Nehemías 10⸴ 30 dice: ‘ Por lo tanto⸴ no daríamos en casamiento nuestras hijas a las gentes del país⸴ ni aceptaríamos que sus hijas se casaran con nuestros hijos. Esdras nos enseña que una familia sana⸴ sin mezcla respecto de su fe y principios⸴ hace a una nación sana y creciente. Si los padres vierten
Sobre los hijos enseñanzas claras⸴ puras⸴ acordes a la voluntad de Dios revelada en su Palabra⸴ y se esfuerzan por mostrarse a ellos como ejemplo práctico⸴ los hijos crecerán en una atmósfera positiva que les ayudará a desarrollar sus potencialidades con grandes perspectivas futuras. 2) El pilar del comercio y le trabajo. Dice Nehemías 10⸴31: ‘ Y cuando la gente del país viniera en sábado a vender sus productos y toda clase de granos⸴ no les compraríamos nada⸴ ni en sábado ni en cualquier otro día festivo; así mismo⸴ en el séptimo año renunciaríamos a las cosechas y perdonaríamos las deudas. Si Dios está en el centro de nuestros empleos⸴ comercios y profesiones⸴ entonces habrá verdadera prosperidad. Dios debe ser el Señor de la economía de un país que desea prosperar y crecer. 3) El pilar de la fe. Nehemías 10⸴32-39 expone lo determinante para una nación el culto a Dios. Una nación que se olvida del culto a Dios tarde o temprano caerá. Debemos vivir conforme a la voluntad de Dios⸴ pidiendo cada día su bendición sobre nuestra tierra. Nuestros gobernantes deben entender que aquí está el secreto de la prosperidad nacional. El pecado produce muerte – y no sólo muerte espiritual. Cuando un pueblo menosprecia a Dios el alma de los habitantes cae en tristeza e insatisfacción