UN AVIVAMIENTO PARA PÉREZ ZELEDÓN
La visión es un regalo dado por Dios para ver cosas hechas que no son propiamente una realidad; según el libro de Hebreos 11⸴ 1. El Espíritu Santo ha venido hablando a través de los profetas⸴ para plantar en las mentes y corazones de los generaleños⸴ una semilla de fe y⸴ veamos hacerse realidad una maravillosa historia en nuestro cantón. Cuando el Espíritu Santo nos visite⸴ entonces sucederá lo increíble: miles de personas se volverán a Cristo⸴ sucederán extraordinarios milagros de sanidad y finanzas⸴ las cantinas tendrán que cerrar sus puertas por falta de bebedores⸴ la delincuencia. Matrimonios destruidos que son restaurados⸴ casas de prostitución que se convierten en casas de oración. Denominaciones orando y trabajando juntas⸴ deudas viejas son pagadas⸴ milagros en los cultivos⸴ los cielos desaparecen⸴ iglesias llenas de fieles todas las noches⸴ las librerías no dan a basto en venta de Biblias⸴ las personas irán de casa en casa devolviendo artículos robados⸴ los periodistas nacionales y extranjeros son atraídos⸴ para ver por sí mismos⸴ lo que Dios estará haciendo en este valle tan precioso. Uno de los más bellos anuncios que ha hecho el Espíritu Santo⸴ para nuestros días⸴ es que ha llegado la hora de la Iglesia. El mover del Señor será desatado por medio de Su Cuerpo; Él usará como en los primeros tiempos a Su pueblo. Dios seguirá usando a sus ungidos profetas⸴ apóstoles y evangelistas⸴ con grandes señales y maravillas. Las cruzadas de evangelismo seguirán en pie. Dios salvará y sanará a las multitudes a través de la predicación masiva del Evangelio Santo. Aleluya. Pero una maduración está llegando a la Casa del Señor. Maestros y profetas están enseñando a la Iglesia que ella tiene que lanzarse en pleno⸴ a la evangelización del mundo. El Señor Jesucristo⸴ utilizará a cada miembro de Su Cuerpo⸴ El los saturará de Su Presencia y de Su gloria. Los milagros que sucedieron en los días de Pablo⸴ Pedro y Juan serán vistos hoy⸴ en una escala mayor. Las señales y maravillas del cielo serán restauradas en el Cuerpo de Cristo. Dios habló a través de Cristo a sus discípulos y les dio la Gran Comisión; predicar Su Evangelio a toda criatura.