ESPERANDO LA VENIDA DE CRISTO.

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ESPERANDO LA VENIDA DE CRISTO.

21 enero, 2019 Tratados 0

‘Estén prevenidos y oren incesantemente’ (Lucas 21⸴ 36).



Manténganse despiertos y oren‘⸴ repetirá Jesús en el Huerto de los Olivos⸴ para preparar a su gente al escándalo de la pasión.
En estas dos palabras está encerrado⸴ entonces⸴ el secreto para afrontar las situaciones más dramáticas de nuestra vida⸴ pero también las inevitables pruebas cotidianas.



Vigilancia y oración⸴ indispensables la una para la otra: no se vigila sin orar⸴ no se ora sin estar espiritualmente despiertos. Por eso mismo son muchos los medios que se pueden usar para mantenerse en una actitud vigilante y orante. Pero hoy⸴ para nosotros⸴ en el ritmo frenético y arrollador de la vida moderna⸴ ¿qué esperanza podemos tener de no dejarnos adormecer por el canto de tantas sirenas? Por otra parte⸴ aquellas palabras del Evangelio fueron dichas también para nosotros.


 


Esta invitación la encontramos cuando Lucas anuncia la segunda venida de Jesús; algo que⸴ para el universo creado⸴ tendrá lugar cuando menos se lo espera⸴ pero que también se verificará para cada uno de nosotros con la muerte física en el encuentro cara a cara con el Señor. Jesús no nos puede pedir⸴ tampoco hoy⸴ algo que no estemos en condiciones de hacer.


Por eso⸴ junto con la exhortación⸴ no puede dejar de darnos también el modo que nos permita vivir según su palabra.


 


¿Cómo se puede⸴ entonces⸴ permanecer despiertos y en guardia? ¿Cómo se puede permanecer en una actitud de oración constante?
Cuando se ama a una persona⸴ el corazón vigila siempre a la espera y cada minuto que pasa sin ella está en función de ella. Vigila bien quien ama. Es propio del amor vigilar. Esto es lo que nos enseña también la parábola de las vírgenes necias y las vírgenes prudentes. Quien espera a alguien que ama se mantiene despierto⸴ porque el sentimiento que lo mantiene en pie y preparado al encuentro es más fuerte.


 


Lo mismo se hace en la familia cuando⸴ estando lejos⸴ se vive a la espera de encontrarse. Y en el saludo exultante se manifiesta todo el gozoso trabajo de la jornada. Lo mismo hace la madre o el padre cuando se toma un pequeño respiro mientras asiste a su hijo enfermo. Duerme⸴ pero el corazón vigila. Lo mismo hace quien ama a Jesús. Todo lo hace en función de él⸴ al que encuentra en las simples manifestaciones de su voluntad⸴ a cada momento⸴ y que encontrará solemnemente el día en que él venga.