¿ PODRÉ SERVIR A DIOS ?

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¿ PODRÉ SERVIR A DIOS ?

21 enero, 2019 Tratados 0

«¡Aquí estoy: envíame! ‘ ( Isaías 6⸴8).

 Transcurre el año 740-739 a.C. El pueblo de Israel atraviesa un momento crítico. El Dios de Israel⸴ necesita de un profeta que hable en su nombre a todo el pueblo⸴ que les anuncie la llegada liberadora del Emanuel⸴ el Dios con nosotros. Entonces se le aparece⸴ en su majestad⸴ a Isaías⸴ que está orando en el templo.

Ante la grandeza de Dios⸴ el profeta advierte la propia nulidad y su ser pecador: ‘¡Soy un hombre de labios impuros!’⸴ grita. Pero un ángel⸴ con un carbón encendido que ha tomado del fuego que arde en el altar⸴ le purifica los labios. A la pregunta que Dios le formula: ‘¿A quién enviaré⸴ y quién irá por nosotros?’⸴ Isaías⸴ totalmente renovado por la iniciativa celestial⸴ ahora puede responder con prontitud: ‘¡Aquí estoy: envíame!’.

¿Peca de presunción el profeta al ofrecerse así a Dios? No⸴ porque la iniciativa no es suya⸴ sino de Dios. Isaías responde a un llamado.

 Así como ha llamado al profeta⸴ a lo largo de la historia Dios sigue llamando a hombres y mujeres para confiarles una misión particular. Sobre cada uno él posa una mirada de amor: ninguno es insignificante a sus ojos. A veces podemos tener la impresión de que nuestra vida es inútil o sin sentido. Ella es plenamente rescatada por el llamado de Dios⸴ que se dirige justamente a mí⸴ a ti: nos invita a tomar parte del proyecto de amor que tiene sobre la humanidad y sobre la creación.

Se dirige a mí⸴ a ti⸴ como se dirigió a Isaías⸴ a María⸴ a Pedro⸴ y en cada ocasión nos pregunta: ‘¿A quién enviaré?’. Él⸴ que es Dios⸴ nos da confianza y nos invita a ser sus colaboradores. Con nuestro ‘sí’⸴ que repite el ‘sí’ de Isaías⸴ de María y de una multitud de cristianos que nos han precedido⸴ podemos ponernos a su disposición.

¿No nos sentimos a la altura de la misión que el Señor nos confía? Si Isaías se hubiera detenido a considerar la propia indignidad o los propios límites⸴ habría seguido repitiendo: ‘Soy un hombre de labios impuros’. Pero él aceptó el llamado.